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Paul Gauguin (1848-1903) fue un hombre cuya vida estuvo marcada por el desconcierto. Era pintor, escultor, escritor (según su lápida de Atuona en la isla de Hiva Oa en el archipiélago de las Marquesas). Era un incomprendido que no hallaba su lugar. Incluso escribió que había soñado con la muerte siendo ese momento el único en el que consiguió sentir bienestar y paz.
Resulta un personaje histórico cuya vida se presentó con incesantes cambios. Se crió en París, posteriormente fue a Brasil, Perú y Chile hasta llegar al mismísimo Círculo Polar. Se dedicó a la bolsa y posteriormente a la venta de seguros. Formó una familia con dos hijos hasta que se quedó sin trabajo y se dedicó a la vida contemplativa “artística” y su familia le abandonó. Solo, se marchó a la Bretaña francesa a desarrollar su afición: la pintura.
Este episodio de la vida del pintor en el que «deja todo para desarrollar su verdadera vocación» es lo que se conoce hoy día, como Síndrome de Gauguin.
A su vuelta a París, conoció a Van Gogh. Pintó para él sus famosos girasoles. Tras dos años de idas y venidas y de ensoñaciones conjuntas por los mares del sur, tuvieron una fuerte discusión. Es en ese momento cuando Van Gogh se cortó la oreja. Los verdaderos hechos y motivos solo lo conocen quienes estuvieron implicados a pesar de que Gauguin hizo declaraciones a la policía.
Tras abandonar a Van Gogh, regresó a París y su vida se desarrolla a caballo entre la capital francesa y Tahití. El contexto de esta época es un Gauguin totalmente bohemio, con una salud deplorable, con poco o nada de dinero, con una nueva mujer e hijo y con dos amantes adolescentes. Una de ellas, Paura, será posteriormente su mujer con quien tiene dos hijos más y esta, le abandona por la sífilis. Gauguin se intentó suicidar sin éxito. Después muere la hija que tuvo con su primera mujer y al tiempo, uno de sus dos hijos tahitianos.
Tras todos estos acontecimientos, se va de Tahití a las islas Marquesas. Concretamente, a la ciudad de Atuona en Hiva Oa. Allí construye la “Casa del Disfrute” la cual dio mucho de qué hablar puesto que no fue concebida para el libertinaje y la lujuria, como las autoridades y misioneros se pensaban, sino para la paz y felicidad que tanto anhelaba.
Posteriormente, parece que Paul Gauguin no había sufrido lo suficiente, y en 1903 tuvo que experimentar un terrible ciclón al cual sobrevivió. Pero lamentablemente, (o no, según afirmó el pintor en sus escritos) ese mismo año, a sus 55 años muere (quizá por sobredosis de morfina o por un fallo cardíaco). Y te preguntarás ¿dónde está enterrado Paul Gauguin? su lápida está en Antuona, donde pasó sus últimos días. Tras su fallecimiento, se le rindió un multitudinario homenaje estableciendo, en lo que él denominó como la “Casa del Disfrute”, una gran exposición del célebre pintor.
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